Toda la entrada se basa en un ensayo que elaboré el 25 de Novimebre del 2011
Todo empieza después de una gran experiencia del fin de semana del 22 de Octubre del 2011, donde decidí
dejar de lado todas mis tareas e irme a un museo para desestresarme. Fue una
gran experiencia porque pude recordar las razones por las cuales no
paro de estudiar, trabajar e ir de un lugar a otro
El que a uno le dé
el aire y que se oxigene el cerebro, no solo del fresco si no también de nuevas
imágenes y ambientes hacen que uno llegue a la resolución de no solo hacer arquitectura bajo la luz de la
lámpara fija del restirador, si no ir mas allá.
Y es así como mi
andar, mis pensamientos de ese momento y la forma de sentirme cambiaron por
completo al ver las exposiciones temporales en el Museo de San Ildefonso, sin clavarme en el detalle sobre las sensaciones que en uno empieza a sentir con el arte cuando uno es sensible , la calidad del material de todas las exposiciones
fue muy significativo.
Pero ahora me centraré en la que más me hizo recapacitar: para empezar, el nombre de la exposición
es el mismo que la de esta entrada, y es que la exposición para mí como futuro arquitecto, me cayó como balde de agua fría
"Los estratos de la ciudad" se configuró en una serie de fotografías y de
videos cortos, en los cuales se representaban la cantidad de estratos que hay en el
Df, todas las capas que van dejando los edificios nuevos sobre las colonias viejas, como las construcciones conviven sobre un mismo tiempo y en un mismo espacio, son lugares donde nosotros pasamos todos los días,
jamás se verá de la manera en que nosotros pensamos que se verá algún día.
Es una situación contradictoria la de la realidad urbana y la que todos concebimos en nuestra mente, uno imagina que cualquier
construcción clausurada que está en malas condiciones, las grietas en el pavimento o las casas abandonadas, en algún momento todas empezarán a restaurarse, o
desaparecer completamente y dejarán en su lugar una vista uniforme y acorde a
lo que pensamos de una ciudad .
Debemos ponernos entonces preguntarnos ¿que es lo que sucedió?, ¿que hizo que la ciudad se partiera como en una excavación, y pudieramos ver todos los estratos que componen esta ciudad?. Y es que percibimos a la ciudad con una vista estática de todo lo que
nos rodea, la percibimos como un escenario donde todo tipo de situaciones se dramatizan: tanto de los actores como de la escenografía -que en este caso serían los
edificios- . Pero no es así, la ciudad funciona de una manera cambiante, que
durante todo el tiempo que exista, no parará de cambiar, no parará de haber
esas obras inconclusas o abandonadas en nuestro país y es una verdadera
tristeza.
Pero esas preguntas serían muy abiertas a cualquier tipo de
respuesta, donde podríamos tener a los analíticos más importantes del ambito urbano o simplemente irnos a las obras literarias de Octavio Paz, para entender a México y
al mexicano como seres de otra especie ajena a la humanidad, llena de características
tan específicas que derivan del folklore mexicano .
Tenemos un claro
ejemplo como el del Centro Histórico, es siempre de mi personal fastidio
siempre ir a cualquier edificio o cualquier calle del centro histórico y
siempre encontrarse con: una remodelación, o que hay una
nueva construcción, hay mil obras públicas en proceso y podríamos pensar absurdamente que es
para que se vea mejor nuestra ciudad. Pero la reflexión es: ¿Todas las obras que intervienen en la ciudad son de verdad
trascendentales y útles en la vida
cotidiana de los ciudadanos mexicanos?
Después de haber pensado en esto, deberíamos recapacitar
acerca de cómo haremos arquitectura en un futuro, que tanto podemos evitar que
sea el proceso de cada obra que realicemos y que tanto se podrá conjugar con
el entorno, ¿cuando podremos ver ese escenario final limpio y terminado, listo
para que el usuario interactúe plenamente con su entorno?. Pensando en
la maravillosa idea de conseguir un estilo mexicano digno de la imagen de
una nación que refleje el progreso, el patriotismo y las costumbres que nos
hacen quien somos realmente.
Nosotros somos capaces de realizar ese pequeño cambio que
necesita el país, pero solo si nos detenemos un momento de nuestra rutina para
transitar por nuestra ciudad y ver la vida bajo el enfoque de un ciudadano más
y no como arquitecto, sustraer las necesidades y las cosas importantes de cada
acontecimiento, de cada rincón de la ciudad y trabajar sobre eso para una
ciudad mejor.